Comunicar es comprometerse - Alfa y Omega

Comunicar es comprometerse

José Francisco Serrano Oceja

Me ha pasado con este libro lo mismo que le ocurrió al colega, maestro de periodistas, Antonio Pelayo, que escribe aquí un sentido prólogo, por cierto. Al principio pensé que se trataba de un libro más sobre el binomio Iglesia y comunicación, que es, por cierto, algo más que un binomio. Sin embargo, a medida que iba atravesando sus páginas, cargadas también de experiencia vital, me he ido rindiendo a los encantos de la frescura y la naturalidad que contenían. Una autenticidad que interpela.

En el plano espiritual, este libro puede ser una especie de introductoria meditación ignaciana, como si fuera un principio y fundamento de la vocación y misión del periodista. Si hablamos de las ideas, ofrece marcos de comprensión sobre la realidad de la Iglesia y la comunicación y sus medios con una actualidad, un conocimiento de nuestra cultura, y con una claridad pasmosas.

Si nos fijamos en las propuestas, discurre por los derroteros del sentido común y, en buen lógica, saca las consecuencias de lo que significa, comunicativamente, el pontificado del Papa Francisco. Y, por cierto, no pocas de sus ideas pueden descolocar a más de uno. Da que pensar tanto a quienes nos dedicamos a la comunicación como a los responsables de las múltiples formas de gestionarla. Hay tópicos en esta relación entre Iglesia y comunicación, como por ejemplo el del lenguaje, o el de la comunicación institucional, o el de la relación entre medios y fines, que son desmantelados con, incluso, no poca ironía.

El autor de este libro ha trabajado a lo largo del tiempo en las tareas mediáticas de la Conferencia Episcopal Argentina. Codo con codo por tanto con el Papa cuando era presidente de ese organismo. Ahora es director de la edición de la revista Vida Nueva para el Cono Sur y párroco de la catedral de la diócesis de Morón.

La clave de este libro está en una afirmación del Papa que no nos puede dejar indiferentes: «La neutralidad de los medios es solo aparente: solo quien comunica poniéndose en juego a sí mismo puede representar un punto de referencia. El compromiso personal es la raíz misma de la fiabilidad de un comunicador». El comunicador eclesial se pone en juego a sí mismo; los medios eclesiales se ponen en juego a sí mismos en la medida en que se comprometen con la vida de las personas, no con proyectos ideológicos.

Miremos, una vez más y sin descanso, al Papa Francisco. ¿Cuál es éxito de la comunicación del Papa? Un éxito indiscutible que ha hecho cambiar la imagen de la Iglesia. El Papa, según nuestro autor, «se arriesga, dice lo que piensa y siente, vuelve sobre sus pasos cuando se da cuenta de que no es comprendido y aclara lo que quiso decir. No elude los temas complejos y los trata con palabras comunes. Huye de los tecnicismos que aportan precisión, pero que conforman un lenguaje inaccesible para la mayoría. Prefiere las imprecisiones del lenguaje común, se arriesga a usar palabras que pueden ser interpretadas de muchas maneras, e incluso inventa palabras nuevas».

No basta con un clic. Iglesia y comunicación
Autor:

Jorge Oesterheld

Editorial:

PPC