Comer con los ojos - Alfa y Omega

Comer con los ojos

Isidro Catela
Los gemelos Torres, en su televisiva cocina
Los gemelos Torres, en su televisiva cocina. Foto: Editorial Penguin Ramdon House.

La historia de nuestra televisión se podría escribir al hilo que se asemeja al humo de un puchero. Desde los inicios hemos andado con las manos en la masa, entre fogones, o al gusto rico, rico de Karlos Arguiñano, que fue perejil de todas las salsas durante años, como ahora lo son los tres tenores de las cocinas de Master Chef.

El relato gastronómico audiovisual tiene su sal y su pimienta, su sabor dulce y amargo, porque el buen comer es parte de nuestra más profunda raíz cultural, que se ensancha en torno a una mesa, siempre dispuesta al banquete que se comparte. Tenemos alimento en el centro de nuestras vidas, tenemos pan y vino, pero no todo son inocentes marcelinos. La cocina convertida en espectáculo y centro glotón de nuestras vidas es también signo de un tiempo que deglute, que entiende los placeres de la vida como fines en sí mismos y que, por lo tanto, come con poca pausa, conversa por Whatsapp e intenta acallar su conciencia (cuando es mala) mandando a los comedores sociales las migajas que caen de la mesa de Epulón.

Ración doble de buen gusto

Hay, sin embargo, mucho buen gusto en la comida que entra por los ojos. Como atina la sabiduría popular, la buena comida se anuncia a la nariz desde la cocina y, aún con los excesos comentados, hay auténticos gourmets de la realización culinaria en televisión. Les voy a recomendar uno, no porque sea el mejor, sino porque los master chefs están muy vistos y esta propuesta sencilla, al estilo cocinero a la hora de comer, da ración doble. No hay un cocinero, sino dos. Son los hermanos gemelos Torres. El programa se llama Torres en la cocina, se emite en La 1 de TVE, de lunes a viernes, a las 13:20 horas, y tiene una página web que es una delicia, con espectaculares recetas, detalles de cómo cocinan las mejores suegras o un consultorio de dudas gastronómicas. Hasta pueden ponerse manos a la cazuela y participar en un concurso de recetas. Que aproveche.