«Es posible que los hombres vivamos de otra manera» - Alfa y Omega

«Es posible que los hombres vivamos de otra manera»

Monseñor Carlos Osoro Sierra ha celebrado su primera Misa del Gallo como Arzobispo de Madrid en la catedral de la Almudena. En su homilía don Carlos aseguró que «es posible la salvación, es posible que los hombres vivamos de otra manera, es posible que los hombres hagamos una gran familia en este mundo, en la medida en que dejemos entrar a Dios en nuestro corazón y en nuestra vida. Dios es amor». Éstas son las principales ideas de la homilía del Arzobispo:

Redacción

El mundo está en tinieblas sin Jesucristo. «Ha aparecido la gracia del Señor», nos decía el apóstol Pablo. Ha aparecido la salvación para los hombres, aquel que nos enseña a vivir como tales. Es normal que en este día de Navidad contemplemos la victoria de un Dios que, al fin y al cabo, es la victoria también del hombre. La victoria de un Dios que ha querido mostrar el amor inmenso que tiene a los hombres. Y la victoria de los hombres es sólo experimentando el amor de Dios. Solo así pueden hacer la revolución del amor y la ternura de la que está necesitado nuestro mundo. Los cristianos (…) somos la presencia viva de Nuestro Señor Jesucristo que anuncia a los hombres que es posible vivir en el amor y la reconciliación, en la paz y el servicio a los demás (…).

Esta palabra que acabamos de escuchar tiene tres connotaciones que me parecen especialmente importantes: sorpresa, noticia y salvación.

Sorpresa: Dios viene a este mundo. Él, que ha creado todo lo que existe, se ha hecho hombre y no tiene sitio donde alojarse. No hay lugar para el amor. En un mundo sin hogar para el hombre verdadero —el que nos muestra las medidas reales que tiene que tener el ser humano— es un mundo sin futuro y sin presente tampoco. Pero Él vino para enseñarnos a descubrir a todos, dándonos su propia vida. Vino para enseñarnos que era posible que todos los hombres tuviesen hogar donde nacer. ¡Qué maravilla, qué sorpresa! Hay que anunciar ésta gran noticia de que Dios se ha hecho hombre, ha establecido su morada entre nosotros, tiene rostro. (…) Dios se hace hombre para darnos a los hombres la verdadera carta de identidad que debemos tener para hacer posible que, este mundo, sea un hogar donde todo el mundo pueda vivir (…).

Noticia: Hay una gran noticia (…). Los pastores fueron los primeros destinatarios del Evangelio de la alegría. Los pastores constituían, en aquella época, una clase no precisamente honorable, más bien despreciable. El primer anuncio de esperanza y alegría para que cambien el corazón y su vida, Dios se lo hace a estos pastores, a los que no cuentan, a los pequeños. Y la gloria del Señor les envuelve en su claridad. Gracias a la luz de aquella noche, los pastores se vieron inmersos en una claridad, una luz llena de sentido que dio sentido a su propia experiencia humana. Recordad las palabras del ángel: «No temáis, os traigo una buena noticia. La gran alegría para todo el pueblo. Hoy os ha nacido un salvador». ¿No será ésta la noticia que tenemos que dar en medio de este mundo a todos los hombres? Ésta gran noticia: no temáis, que el Dios que os presentamos no es un Dios que os esclaviza, que os quita libertad, que hace recelar los unos de los otros, no es un Dios que a unos los echa y a otros los acoge. Es un Dios que quiere hacer que el corazón del ser humano, de todo ser humano, sea el que tiene Él. Nos regala su corazón, nos envuelve con su claridad. Y quiere que salgamos a este mundo mostrando esta claridad del Señor. Este anuncio de la alegría es para nosotros pero es para todos los hombres. De ahí la necesidad de que la Iglesia se ponga en marcha, salga al mundo, a todos los caminos por donde están los hombres y les acerquemos al Belén, a ese lugar donde el ser humano encuentra hogar, encuentra su sitio, encuentra cobijo, encuentra sentido, encuentra claridad, encuentra luz, encuentra fuerza (…).

Salvación: En tercer lugar, no solamente el Señor nos sorprende, no solamente nos regala una noticia como a los pastores, sino es el Salvador. Dios es el Salvador de todos los hombres, que nos hace experimentar a todos nosotros lo eterno (…). Es posible la salvación, es posible que los hombres vivamos de otra manera, es posible que los hombres hagamos una gran familia en este mundo, en la medida en que dejemos entrar a Dios en nuestro corazón y en nuestra vida. (…) Dios es amor. El amor de Dios abraza a todos los hombres. Dios ha amado al mundo y lo ha mostrado haciéndose presente, y en su nacimiento revela a todos los hombres el camino de la paz. El camino en el que se nos dice: Mirad, vuestro carnet de identidad es este, hijos de Dios; esta es vuestra nacionalidad, hijos de Dios. Y si sois hijos de Dios, sois hermanos de todos los hombres. Salid al mundo a anunciar esta gran noticia.

Es la primera Navidad que celebro con vosotros como arzobispo de Madrid. En esta Navidad quisiera que os dejaseis sorprender por Dios. (…) Dios nos sorprende hoy y nos vuelve a decir esta Navidad: Tomad este carnet que yo os regalo, lanzaos a comunicar esta noticia, la noticia de la salvación (…) La revolución de la ternura, la revolución del amor que tiene un rostro que es Jesucristo, se nos pide que la hagamos nosotros también. Vamos a hacerla juntos con la fuerza de Jesucristo que nos alimenta, se nos da en comida y nos dice: dad vosotros también esta comida a los demás.