Católicos y ortodoxos se unen frente a la crisis ecológica - Alfa y Omega

Católicos y ortodoxos se unen frente a la crisis ecológica

La Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación organizada en Madrid por católicos y ortodoxos constó de una celebración ecuménica y una mesa redonda abierta al diálogo con entidades ajenas a la Iglesia

María Martínez López
Monseñor Timotei durante la oración, en presencia (izquierda a derecha) de los monseñores Matti, Policarpo y Osoro. Foto: María Martínez López

Los católicos y ortodoxos de Madrid celebraron juntos el sábado, por primera vez, la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación. Esta jornada fue instituida para el 1 de septiembre por el Papa Francisco en 2015. Con esta decisión se unió a las iglesias ortodoxas, que por iniciativa del Patriarcado de Constantinopla dedican este día, primero de su año litúrgico, a la alabanza a Dios por la creación y a la oración por su cuidado.

Carlos Jesús Delgado, vicepresidente de Justicia y Paz en Madrid, explica a Alfa y Omega que la organización de la jornada en Madrid ha sido ocasión para que «por primera vez en España católicos y ortodoxos constituyan una comisión mixta» de trabajo, más allá de los organismos en los que coinciden con otras iglesias. Esta comisión –añade– tiene vocación de continuidad, y está abierta a embarcarse en otros proyectos, como «preparar materiales para los colegios» sobre cuidado de la naturaleza.

«Un pecado contra Dios»

El momento central de la jornada fue una oración en la Casa de Campo, presidida por el arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro; por monseñor Policarpo, metropolita de España y Portugal del Patriarcado de Constantinopla; y por monseñor Timotei, obispo ortodoxo rumano de España y Portugal. Los tres firman la declaración conjunta que se leyó al final, que está abierta a la adhesión de personas y grupos. El primero en sumarse fue monseñor Nicolaos Matti, vicario patriarcal siro-ortodoxo para España, que también participó en el acto.

Los crímenes «contra la naturaleza y contra nuestros hermanos –subraya el texto– son un despropósito ante nuestra propia dignidad humana y un pecado contra Dios», porque «nos hemos considerado dueños y señores en lugar de administradores y colaboradores de Dios». La crisis ecológica actual supone «un reto enorme. Pero sabemos que nunca es demasiado tarde. El ser humano todavía es capaz de intervenir positivamente», porque «ha sido creado para amar».

Un cambio en manos de todos

Antes de la oración, los más de 200 asistentes participaron en una mesa redonda en la parroquia católica de Santa Cristina. «Juntarnos para orar sin saber por qué oramos no tiene sentido –opina Delgado–. Es necesario plantearnos qué es la ecología (que no es algo de comunistas), por qué es necesaria y la obligación desde el Evangelio de asumir un compromiso ecológico».

Intervinieron el archimandrita Demetrio, del Patriarcado de Constantinopla; José Eizaguirre, del grupo Cristianismo y Ecología, y Yayo Herrero, de Ecologistas en Acción. «El Papa pedía en Laudato si es que se colabore con los no creyentes, entrar en diálogo con la sociedad», explica el vicepresidente de Justicia y Paz en Madrid. Uno de los ejes en torno a los que giraron sus intervenciones fueron los problemas ambientales concretos que afectan a los madrileños, como la mala calidad del aire, la gestión de residuos, un mal desarrollo urbanístico y de infraestructuras, o el exceso de ruido.

Para dar respuesta a estos retos, los participantes propusieron iniciativas concretas al alcance de todos: cambiar las bombillas que se fundan por otras que consuman menos, evitar los medios de transporte contaminantes como el coche y el avión, comer alimentos de temporada y producidos en lugares cercanos, contratar la electricidad de fuentes sostenibles o confiar nuestro dinero a la banca ética.

Juntos, mejor

La conversión ecológica no es fácil, por lo que Eizaguirre invitó a «empezar por lo fácil» para luego ir a más, y también «juntarnos con otros», aprovechando que «los católicos somos especialistas en comunidades de vida». Este enfoque comunitario también lo subrayó, desde una perspectiva no creyente, Herrero: «Madrid bulle de cooperativas de consumo ecológico, de servicios financieros, o de cuidados compartidos» en las que participar.

Esta participación también debe orientarse a alcanzar «cambios estructurales». «Una de las cosas que más celebré de Laudato si fue que el Papa fue muy valiente al decir que los cambios personales son insuficientes». Para ir más allá, los ciudadanos «tenemos que articularnos donde queramos», desde la parroquia a una asociación de familias o un grupo ecologista.