Si quieres que tu hijo sea santo, llámale Juan, María, José o Pedro

El pasado domingo 4 de septiembre, el Papa Francisco declaró santa a Teresa de Calcuta. En el cielo, donde ya sabemos oficialmente que está, se ha encontrado con otras 11 santas canonizadas por la Iglesia con las que comparte nombre (Teresa Bracco, Teresa Couderc, Teresa de Ávila, Teresa de los Andes, Teresa de Portugar, Teresa Eustoquio Verzeri, Teresa Kim, Teresa Margarita Redi, Teresa Zhang Hezhi, Teresa de Jesús Jornet Ibars y Teresita del Niño Jesús) y con otras 5 beatas.

Pero Teresa no es el nombre que más se oye en el cielo. Muy cerca de Dios, y también de la Virgen, hay 94 personas que se llaman Juan (Juan Bautista, Juan Bosco, Juan Crisóstomo, Juan de Ávila, Juan de Vespignano…) También hay 94 juanes declarados beatos que están a la espera de que la Iglesia les canonice.

En segundo lugar, san Pedro, al que Jesucristo le dio las llaves del reino de los cielos, también tiene un gran número de tocayos en la gloria de los altares. En concreto son otros 60 pedros (Pedro Claver, Pedro Dong, Pedro Nolasco, Pedro Poveda, Pedro Liu Ziyu…) los que hay sido declarados santos, y otros 48 han sido declarados beatos.

De las bautizadas con el nombre de María, 94 de ellas han terminado en el cielo en calidad de beatas. El número de santas es menor. Tan solo hay 23 marías en el cielo, donde seguro que se han colocado muy cerca de la madre de Dios.

José es otro de los nombres que aparece escrito en numerosas ocasiones en el libro de los santos. En concreto hay 39 san joses (José Obrero, José Tuc, José de Calasanz…) y, casi el doble de beatos (71).

Cuando Jorge Bergoglio fue proclamado Papa escogió el nombre de Francisco, el mismo con el que alcanzaron el cielo 18 personas. Entre ellos se encuentra san Francisco de Asís, que fue el responsable de que el Santo Padre eligiera ese nombre. Son 43 los beatos bautizados con el nombre de Francisco.

Por último, son 6 los marcianos que están en el cielo: Marciano de Tortona, Marciano de Calcedonia, Marciano de Iconio, Marciano de Siracusa y Marciano, presbítero.

Del Marciano que más se sabe es del de Calcedonia, que nació en Siria. Vivió apartado del mundo en un desierto entre Antioquía y el Eufrates. Se alimentaba a base de pan y se dedicaba por entero al canto de los salmos, la lectura espiritual, la oración y el trabajo.