Grandes mensajes del Papa en Navidad - Alfa y Omega

Grandes mensajes del Papa en Navidad

* El curso de los siglos ha estado marcado por la violencia, las guerras, el odio y la opresión. Pero Dios, que había puesto sus esperanzas en el hombre hecho a su imagen y semejanza, aguardaba pacientemente…

Redacción

* El curso de los siglos ha estado marcado por la violencia, las guerras, el odio y la opresión. Pero Dios, que había puesto sus esperanzas en el hombre hecho a su imagen y semejanza, aguardaba pacientemente. Ha esperado con paciencia frente a la corrupción de los hombres y los pueblos. Su paciente fidelidad es más fuerte que las tinieblas y que la corrupción.

Esta noche santa, en la que contemplamos al Niño Jesús apenas nacido y acostado en un pesebre, nos invita a reflexionar. ¿Cómo acogemos la ternura de Dios? ¿Me dejo alcanzar por Él, me dejo abrazar por Él, o le impido que se acerque? «Pero si yo busco al Señor» –podríamos responder–. Sin embargo, lo más importante no es buscarlo, sino dejar que sea Él quien me busque, quien me encuentre y me acaricie con cariño.

Santa Misa de Nochebuena

* «Vosotros seréis odiados por todos a causa de mi Nombre». Estas palabras del Señor no turban la celebración de la Navidad, sino que la despojan del falso revestimiento empalagoso que no le pertenece. Nos hacen comprender que, en las pruebas aceptadas a causa de la fe, la violencia es derrotada por el amor, la muerte por la vida. Y, si no todos están llamados a derramar su propia sangre, a todo cristiano se le pide, sin embargo, que sea coherente, en cada circunstancia, con la fe que profesa.

Ángelus del 26 de diciembre

* Vuestra presencia es valiosa. Sois un pequeño rebaño, pero con una gran responsabilidad en la tierra en que nació y se extendió el cristianismo. Sois como la levadura en la masa. Antes que cualquiera de las actividades de la Iglesia en el ámbito educativo, sanitario o asistencial, tan valoradas por todos, la mayor riqueza para la región son los cristianos. Gracias por vuestra perseverancia.

Vuestros intentos por colaborar con personas de otras religiones es otro signo del reino de Dios. El diálogo basado en una actitud de apertura, en la verdad y el amor, es también el mejor antídoto contra la tentación del fundamentalismo religioso, que es una amenaza para los creyentes de todas las religiones.

Carta a los cristianos de Oriente Medio