San Manuel González y Madrid - Alfa y Omega

San Manuel González y Madrid

Joaquín Martín Abad

Manuel González García (Sevilla, 1877) recibió en el Bautismo, además, los nombres de Jesús de la Purísima Concepción y Antonio Félix de la Santísima Trinidad. El obispo del sagrario abandonado pasó, estuvo y murió en Madrid.

Recién ordenado prelado, en febrero de 1916 vino a cumplimentar a los reyes. Durante la corta legislatura, de 1918 a 1919, en el Senado había nueve escaños para obispos designados por cada una de las archidiócesis. Entre los 352 senadores de la lista final, fueron sucesivamente 18 arzobispos y obispos, todos residenciales menos él, auxiliar de Málaga y titular de Olimpo, elegido por la archidiócesis de Granada. El 2 de abril de 1918 entregó su credencial y emitió el juramento a la Constitución de 1876, siendo ya administrador apostólico de Málaga.

Cuando en 1931 incendiaron el Obispado de Málaga tuvo que huir sin protección alguna, refugiándose de casa en casa. Fue acogido por el obispo en Gibraltar, después por los salesianos en Ronda, hasta recalar en Madrid, hospedado gratuitamente en un piso de la familia Calonge Page de la calle Blanca de Navarra. Ahí tuvo que regir la diócesis desde 1932 hasta 1935, cuando fue nombrado obispo de Palencia.

En 1933 fundó en Madrid las Marías Auxiliares Nazarenas, seglares con voto de castidad y promesas de pobreza y obediencia. Antes había fundado las seglares Marías de los Sagrarios (1910) y las religiosas Misioneras Eucarísticas de Nazaret (1921). En noviembre de 1939, después de una peregrinación al Pilar de Zaragoza, participó en Madrid en la reunión de obispos metropolitanos representando a la archidiócesis de Burgos y fue recibido por el jefe del Estado.

Después de pastorear Palencia durante cinco años, aquejado de uremia, fue ingresado en el sanatorio de Nuestra Señora del Rosario, de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, en la calle Príncipe de Vergara. Después de comulgar en la madrugada, murió el mediodía del 4 de enero de 1940.

La causa del último milagro para la canonización fue introducida en la archidiócesis de Madrid. Si de Madrid se va al cielo y allí hay un agujerito para verlo, que nos mire bien como lo miramos a él, desde las calles a los sagrarios.