Cartas a la redacción - Alfa y Omega

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La felicidad no está en el móvil

Tengo la impresión de que vivimos inmersos en un bombardeo mediático que está calando profundamente en los jóvenes. Este bombardero es tan sutil que muchas veces ni nosotros mismos podemos advertirlo. Encendemos el televisor o miramos el móvil buscando el Whatsapp, y recibimos cientos de mensajes cargados de relativismos y de hedonismos. Está claro que la mayor parte de los jóvenes de hoy son muy buenas personas, que quieren ayudar a los demás, se conmueven y actúan ante el drama ajeno, y se preocupan por su entorno; pero este bombardeo está logrando eliminar a Dios de sus vidas, el sentido espiritual. Sería necesario que digamos lo que les tenemos que decir, sobre todo desde la misma familia; hacer todo el esfuerzo para que los jóvenes descubran la verdad de la vida y encuentren la felicidad que tanto buscan.

Alberto Álvarez Pérez
Sevilla

Mi cruz

Todos tenemos nuestra cruz. Las cruces no son malas siempre que las gestionemos bien. Jesús nos dice: «Carga con tu cruz y sígueme». Seguir a Jesús no nos quitará las cruces pero las soportaremos mejor con Jesús de compañero. La cruz es un trampolín para el cielo. Dice Jesús: «Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón». Llevemos nuestra cruz con paz.

Teresa Martínez Espejo
Albacete

Oración de paz y alegría

Aprendí a rezar el rosario en familia, al calor del hogar, en el marco de una familia numerosa compuesta por ocho hermanos. Lo rezábamos por las noches, algunas veces mientras hacíamos los deberes o trabajos escolares. En ocasiones costaba y era nuestra madre la que nos animaba y todos nos contagiábamos. Otras veces lo rezábamos en la Iglesia parroquial del pueblo.

Tuve la gracia de conocer más de cerca a Dios en unos ejercicios espirituales a la edad de 16 años y allí termine de aprender de memoria las letanías, al tener que repetirlas yo solo, a veces cuidando el ganado en el campo. El rosario –más allá del recitar avemarías– es una oración netamente contemplativa y que me ayuda a unirme a Dios en los caminos de la vida. Así lo hago, cuando estoy cocinando; por medio de la radio cuando viajo en cinta o por Radio María. Siempre que puedo, invito a amigos a que lo hagan conmigo. Son varias las personas que me comparten lo mucho que les ayuda el rosario que les he regalado y les dispone a usarlo –de paseo, en familia– rezando todo o al menos algún misterio. La verdad es que a mí me encanta esta oración tan popular que san Juan XXIII denominaba la biblia de los pobres. El rosario es una oración muy sencilla –al alcance de todos– pero tan grande que puede lograr la paz individual, familiar y mundial. Gracias Madre por esta oración.

Juan Luis Benito Rodríguez
Zamora