Beatificación de cuatro benedictinos - Alfa y Omega

Beatificación de cuatro benedictinos

El cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, presidirá el sábado la beatificación de cuatro mártires benedictinos que pertenecían al priorato de Silos en Madrid. La celebración tendrá lugar a las 11 horas, en la catedral de la Almudena

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
José Antón, Antolín Pablos, Rafael Alcocer y Luis Vidaurrázaga. Foto: Priorato de Montserrat

La presencia de los benedictinos de Silos en Madrid se remonta a los tiempos de la guerra de Secesión catalana de 1640, cuando los monjes del monasterio de Montserrat fueron expulsados y acogidos en Madrid por orden de Felipe IV, quien mandaría construir para ellos el monasterio madrileño de Montserrat. Con el tiempo, el monasterio se convirtió en un priorato dependiente de la abadía de Santo Domingo de Silos (Burgos).

Durante los primeros días de la Guerra Civil, los siete monjes del priorato dejaron su hogar y buscaron refugio en casa de amigos y parientes. Tres de ellos lograron sobrevivir hasta el final de la guerra, pero los cuatro que van a ser beatificados alcanzaron el martirio antes de acabar el año 1936.

El prior, padre José Antón, disolvió la comunidad el 19 de julio y buscó refugio en casa de algunos amigos y finalmente en una pensión. Durante el mes de agosto arriesgaba su vida todos los días para acudir a la embajada de Rumanía, donde había muchos refugiados de la guerra, y celebrar con ellos la Eucaristía. Fue detenido el día 24 de septiembre, conducido a la checa de Fomento y fusilado en la Ciudad Universitaria al día siguiente.

El padre Antolín Pablos ya había sufrido la persecución religiosa en México, adonde fue enviado para fundar una presencia monástica. Refugiado en Cuba, volvió a Madrid, donde fue detenido en octubre del 36 y conducido a la cárcel Modelo. Fue fusilado el 8 de noviembre en el Soto de Aldovea, término de San Fernando de Henares (Madrid), junto a otros cientos de presos.

El padre Rafael Alcocer buscó refugio en casa de un amigo librero de la calle Alberto Aguilera, pero fue descubierto y llevado al Ateneo Libertario de la calle Ferraz. Allí coincidió con otro sacerdote y ambos pudieron confesarse y absolverse mutuamente. El 4 de octubre de 1936 fue fusilado en la cuesta de la Elipa.

El padre Luis Vidaurrázaga estuvo detenido durante meses en la cárcel de Ventas, y fue puesto en libertad en diciembre. Pocos días después fue detenido de nuevo fusilado en la cuesta de la Elipa el 31 de diciembre de 1936.

Estos cuatro mártires se unen a los casi 60 hermanos de la Orden de San Benito que también dieron su vida en la persecución religiosa de los años 30 en España: 20 del monasterio de Montserrat, 18 del monasterio de Barbastro, 19 del monasterio de Viaceli (Cantabria) y dos monjas del Císter de Algemesí (Valencia).

La ceremonia de beatificación, que retransmitirán en directo 13TV y Radio María, se completa estos días con diferentes celebraciones: mañana 28 de octubre, a las 19:30 horas, vísperas de San Benito en el priorato de Nuestra Señora de Montserrat, en Madrid; el domingo 30, Eucaristía de acción de gracias, en el mismo priorato, a las 12 horas; y el sábado 5 de noviembre, Eucaristía de acción de gracias en el monasterio de Silos, a las 12 horas.

Amar a Dios amando al enemigo

«San Benito, en el capítulo IV de su Regla, recuerda al monje que ha de “amar a los enemigos” y “sufrir persecución por causa de la justicia” –afirman los monjes de Montserrat en el libreto que sirve de preparación para la beatificación–. Es más, el monje, como el cristiano, ha de “orar por los enemigos en el amor a Cristo”. Los padres José, Antolín, Rafael y Luis sabían de memoria la Santa Regla e intentaban llevar a la práctica estos consejos en su vida diaria. Quizá nunca pensaron que la fidelidad al Evangelio y a la norma monástica les llevarían un día a entregar su vida por amor a Cristo y a su Iglesia. Cuando este momento llegó, no vacilaron».

Para el padre Lorenzo Maté, abad del monasterio de Silos, «la vida monástica querida por san Benito es una vida que tiende a la conquista de la paz. De hecho, Pax es una palabra que encontramos con frecuencia a la entrada de los monasterios». Pero la paz perseguida por el monje «es aquella que brota de su continua búsqueda de Dios, que le lleva a buscar todo lo que agrada a Dios», de ahí que san Benito también exhorta al monje «a tener una mirada llena de amor y abrazar a todo hombre, sin distinción alguna. Nuestros hermanos monjes José, Antolín, Rafael y Luis realizaron esta búsqueda de Dios en sus vidas».