Misericordia en salida - Alfa y Omega

Misericordia en salida

La primera edición del Congreso Nacional de la Divina Misericordia pone de manifiesto la necesidad de transformar esta devoción en un testimonio para la sociedad de nuestros días

Fran Otero
El congreso sirvió para recalcar la necesidad de la confianza en la misericordia de Dios para luego llevarla afuera. Foto: REUTERS/Max Rossi

Madrid acogió el pasado fin de semana el Congreso Nacional de la Divina Misericordia bajo el título Confiamos en tu misericordia y en el que participaron el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares; el cardenal arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez; y el cardenal electo y arzobispo de Madrid, Carlos Osoro. Un congreso en el que se ha puesto de manifiesto el movimiento que existe en nuestro país en torno a la espiritualidad de la Divina Misericordia, tal y como explica el coordinador nacional de los grupos, el obispo de Guadix-Baza, Ginés García Beltrán, a Alfa y Omega: «El congreso ha sido la meta del trabajo de los últimos años en los que hemos intentado coordinar las distintas realidades que existen de este movimiento junto a responsables y sacerdotes. Ahora, pasado el congreso, peregrinaremos a Polonia el verano que viene para visitar los lugares de santa Faustina Kowalska».

Durante dos días, hubo tiempo para la reflexión, los testimonios, las celebraciones, la oración y también el encuentro y la fraternidad, porque lo que se pretende, abunda García Beltrán, «es que la misericordia no sea solo una devoción, sino algo mucho más profundo, que lleve consigo un testimonio, y que no se mezcle con otras espiritualidades».

A las conferencias del cardenal Cañizares, del profesor de la Universidad de San Dámaso Manuel González López-Corps, del obispo auxiliar de Barcelona, Sebastià Taltavull, y dos religiosas polacas de la congregación de santa Faustina, siguieron testimonios fuertes de misericordia: el de los cristianos perseguidos de la mano de Ayuda a la Iglesia Necesitada, el del padre José Manuel Horcajo, párroco en Villa de Vallecas en Madrid y colaborador de este semanario, o el de la obra social de las monjas polacas.

El cardenal Cañizares y monseñor García Beltrán durante el congreso. Foto: Congreso Nacional de la Divina Misericordia

Uno de los momentos más intensos del congreso fue la vigilia que tuvo lugar en la catedral de la Almudena, presidida por monseñor Osoro, que subrayó que «Dios nos regala hasta su propia vida», de la que todos los hombres «tienen necesidad». Y añadió: «El ser humano no puede seguir viviendo desde sí mismo; cuando lo hace, ni se conoce, ni puede comunicarse en plenitud con todos los hombres como imagen y semejanza de Dios que es».

Tomando palabras del Papa Francisco, el arzobispo de Madrid afirmó que la misericordia «es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia», la misma que los cristianos de hoy deben llevar con su vida. «Regalad y mostrad el amor misericordioso, porque es constitutivo de la misión que Cristo nos entrega […]. Vivid con el compromiso de regalar la misericordia de Dios a los hombres llevando la buena nueva de la dignidad humana», explicó.

Precisamente, las palabras del arzobispo se pusieron de manifiesto a lo largo de todo el congreso, pues era uno de sus principales objetivos, tal y como lo afirma monseñor Ginés García Beltrán: «Enraizar el misterio de la misericordia de Dios nos hace confiar en Dios y luego salir fuera. Es aquí donde el ser misericordiosos como el Padre cobra un valor enorme y por eso hemos querido mostrar que la misericordia nos lleva a ser misericordiosos, para no quedarnos en la pura devoción».