«A Dios le falta algo de su gloria si hay indignidad» - Alfa y Omega

«A Dios le falta algo de su gloria si hay indignidad»

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Mar Cogollos, víctima de un accidente de tráfico. Foto: Juan Luis Vázquez

«A la hora de ayudar, hay una parte fácil: donar dinero. Eso está muy bien, pero lo más difícil es dar tu tiempo a los demás. Basta con fijarnos en nuestra familia, nuestros amigos, nuestros compañeros de trabajo… A lo mejor alguien necesita una palabra de aliento, unos minutos para hablar. Podemos hacer mucho bien en nuestros círculos más cercanos». Son palabras de Mar Cogollos, víctima de un accidente de tráfico cuando tenía 25 años. Hoy dirige la asociación AESLEME (Asociación para el Estudio de la Lesión Medular Espinal), cuyas campañas de educación y de prevención vial han llegado a cuatro millones de niños y jóvenes en España.

Cogollos, que el próximo domingo 20, a las 13 horas, organiza en la basílica de la Concepción una Eucaristía para víctimas de accidentes de tráfico, participó en la VII Jornada Social Diocesana, sobre Dignidad humana: amenazas y oportunidades, que tuvo lugar el sábado, organizada por la Delegación Diocesana de Pastoral del Trabajo. La directora de AESLEME sensibilizó a los presentes sobre la necesidad de que «la sociedad tenga un hueco para las víctimas de accidentes», y que estas personas «puedan contar con un puesto de trabajo digno», algo que en muchas ocasiones resulta difícil de encontrar. Desde su labor social, Mar Cogollos trabaja «para que haya menos personas que sufran un accidente; y para decir a las víctimas y a sus familias que se puede seguir viviendo en esta situación», porque «la vida no se termina con una discapacidad».

Durante la jornada también se presentaron diferentes experiencias que se están dando en Madrid en el acompañamiento de situaciones de precariedad social, como la labor de Justicia y Paz en la lucha contra la trata de personas; el trabajo incipiente de la comunidad creyente y Pueblos Unidos en la ayuda a los internos en el CIE de Aluche; o la actividad de Senda de cuidados para garantizar un trabajo digno a las personas que cuidan de los demás. El sociólogo Quico Lorenzo dio pistas sobre cómo reconstruir las heridas provocadas por la falta de dignidad; y la teóloga Carmen Barba pidió «ponernos en el pellejo de aquel a quien le han quitado la dignidad», pues «mientras a un ser humano le falte dignidad, yo no soy humano del todo, y a Dios le falta algo de su gloria».

El delegado de Pastoral Trabajo, Juan Fernández de la Cueva, señala que «las dificultades que podemos vivir hoy en cuanto a la falta de derechos son un reto que Dios nos pone hoy a nosotros para servir al mundo y para levantar la dignidad de tantos seres humanos». Pues, como afirmó en la jornada monseñor Osoro, a los cristianos nos toca «ser leales con las personas, todo lo contrario del juez injusto del Evangelio, que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres».