Cardenal Cupich: «EE. UU. puede ofrecer mucho a la Iglesia como nación inmigrante» - Alfa y Omega

Cardenal Cupich: «EE. UU. puede ofrecer mucho a la Iglesia como nación inmigrante»

Entrevista al arzobispo de Chicago, la tercera diócesis católica más importante de Estados Unidos

María Martínez López
Foto: CNS

El arzobispo de Chicago, la tercera diócesis católica más importante de Estados Unidos, es descendiente de croatas por los cuatro costados. Creado cardenal este sábado por el Papa Francisco, cree que en su país es fundamental «dejar de lado el lenguaje duro o divisivo y los programas y políticas que siguen desgarrando el tejido de nuestra sociedad».

El Papa ha creado dos cardenales de Estados Unidos, además de monseñor Farrell, que aunque es miembro de la Curia también procede de su país. ¿Qué cree que quiere Francisco que la Iglesia norteamericana aporte a la universal?
En Estados Unidos tenemos una historia y una experiencia única de ser una Iglesia profundamente marcada por ser una nación inmigrante. Como tal, creo que tenemos mucho que ofrecer a la Iglesia universal y al mundo, en términos de ayudar a promover un abrazo más amplio a la diversidad como un don. También es verdad que hemos sido bendecidos con muchos recursos –materiales, financieros y humanos– y esto nos coloca a los obispos en la posición de liderar a nuestro pueblo para defender los derechos de los países en desarrollo y la promoción de la justicia y la paz en el mundo.

La reciente campaña presidencial ha dividido y polarizado fuertemente a la sociedad americana. ¿Qué puede hacer la Iglesia para ayudar a reconstruir el tejido social?
Como ya he dicho en otras entrevistas, cada elección revela las divisiones en nuestra sociedad y hay muchos factores para estas divisiones: la raza, la desigualdad económica, la segregación. El papel de la Iglesia en todo esto es promover la solidaridad humana de forma que se asegura que todos tengan un hueco en la mesa de la vida. Recientemente, el Papa exhortó a los Movimientos Populares a asumir la tarea de revitalizar y reestablecer las democracias, lo que para mí quiere decir asegurarse de que la sociedad incluye a todos e invita a todos a participar. Mi esperanza y mi aspiración es que todos los líderes, religiosos y civiles, sindicales y empresariales, se unan en la tarea de acercar a la gente. Un primer paso importante para todos los líderes es dejar de lado el lenguaje duro o divisivo y los programas y políticas que siguen desgarrando el tejido de nuestra sociedad.

Desde Europa, se ven dos caras de la Iglesia de Estados Unidos: una más volcada en los pobres y las cuestiones sociales, la otra más preocupada de la defensa de la vida, la familia y la libertad religiosa. ¿Es realmente ese el ambiente en la Iglesia de su país, y en el episcopado, que acaba de celebrar su Asamblea Plenaria?
Más que hablar de dos caras, creo que es más exacto decir que se trata solo de una cara con diferentes perfiles. En el centro de nuestro programa tiene que estar la promoción y defensa de la vida y la dignidad de la persona humana.

Usted es nieto de cuatro inmigrantes croatas y fue criado en un entorno humilde. ¿Cómo ha influido su familia y su parroquia en usted?
Enormemente. En primer lugar, por darme la experiencia de pertenecer a algo más grande que yo mismo, ya fuera mi familia, mi parroquia, mi grupo étnico, mi vecindario o mi nación. Esa parte de mi educación ha sido inmensamente importante en dar forma a quien soy hoy.