El anuncio de la Lotería de Navidad: la historia de un encuentro - Alfa y Omega

El anuncio de la Lotería de Navidad: la historia de un encuentro

Isidro Catela
Cartel del anuncio de la Lotería de Navidad 2016
Cartel del anuncio de la Lotería de Navidad 2016. Foto: RTVE.

Ya es Navidad en Loterías y Apuestas del Estado. Con ese preocupante hábito que hemos adquirido de no saber esperar y tener que adelantarlo todo, esta vez nos han avisado a mediados de noviembre de que la fecha clave no será el 22 sino el 21 de diciembre. Olvidada la serie new age de los anuncios del calvo y aquel experimento incalificable de Raphael y Montserrat Caballé, entre otros, sobreactuando entre las luces de Pedraza, en Segovia, los anuncios de la lotería nos están llevando en los últimos años por la pendiente del emotivismo moral. Ya saben: no se trata tanto de jugar (eso en España y más en Navidad está asegurado) como de compartir el juego, es decir, de jugar para ti y, además, comprar para otro. He de reconocer que en el terreno de la lágrima provocada tengo el umbral de la intolerancia bastante activo. Pero reconozco al mismo tiempo que estas historias humanas me atrapan y consiguen, con todos los reparos desplegados, tocarme más el corazón que la cartera.

El anuncio de este año tiene algunas cosas muy buenas y, como quiera que, además del hábito de anticipar tenemos bien arraigado el de criticarlo todo, aquí van tres razones poderosas para ir contracorriente, aplaudir y sacarle partido al anuncio. Es, en primer lugar, y por encima de todo, la historia de un encuentro. De un grupo de personas que salen de sí hacia el otro; un encuentro no idealizado sino encarnado en abrazos concretos, que los hay, muchos y buenos. Es, además, una historia de un encuentro que termina en lo más alto. Como sería pecado laico y publicitario, no culmina en ningún campanario, pero bien está ese faro, conciencia moral, primer anuncio para tantas ocasiones en las que andamos sin puerto ni dirección. Y es, por último, la historia de Carmina, una tierna mirada atrás, a nuestras raíces, a lo que nos funda. Tiene mérito en tiempos de absolutización del presente y tiene gracia que Carmina, sin la cual no habría anuncio posible, sea abuela, madre y maestra. En realidad, a los que tenemos una madre y maestra así, ya hace tiempo que nos tocó el Gordo.