Desde el Vaticano, una red europea por los refugiados - Alfa y Omega

Desde el Vaticano, una red europea por los refugiados

Europa afronta su peor desafío humanitario desde la II Guerra Mundial. Una ola de refugiados y migrantes ilegales como no había recibido en décadas. Un fenómeno que ha puesto en crisis el entramado mismo de la unión continental y cuyo impacto directo se vive en las ciudades. Grandes y chicas, del norte y del sur. Mientras los gobiernos nacionales europeos aún no encuentran una política común para atender la emergencia, 80 alcaldes se reunieron en el Vaticano para compartir sus problemas y constituyeron una red regional. Inédita en la forma y en el fondo

Andrés Beltramo Álvarez
La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, y el de Málaga, Francisco de la Torre, el pasado sábado en el Vaticano. Foto: EFE/Antonello Nusca

Convocados por la Academia Pontificia para las Ciencias Sociales, los primeros ediles debatieron en la Casina Pío IV (un edificio histórico ubicado en el corazón de los jardines vaticanos) el viernes 9 y el sábado 10 de diciembre. A la cita acudieron cinco españoles: Manuela Carmena (Madrid), Ada Colau (Barcelona), Joan Ribó (Valencia), Pedro Santisteve (Zaragoza) y Francisco de la Torre (Málaga).

Con ellos asistieron alcaldes de las principales urbes del continente: de París a Zúrich, de Fráncfort a Ámsterdam, de Berlín a Varsovia, de Dublín a Milán, pasando por Roma, Florencia, Manchester, Dortmund, Glasgow, Copenhague, Lesbos, Riga, Lisboa y Nápoles. Cada uno pronunció su discurso y manifestó sus preocupaciones. Salvo algunas diferencias de matiz, la mayoría coincidieron en dos cosas: la crisis está alcanzando niveles insostenibles y los gobiernos europeos han demostrado ineficacia para enfrentarla.

«He sido dejado solo por parte de la política, de las instituciones y, por desgracia, debo decir, de parte de la Iglesia local», se desfogó Alberto Panfilio, administrador de Cona, un municipio de 2.900 habitantes en la provincia italiana de Venecia. Panfilio contó cómo una fracción de su territorio, donde residen 190 personas, hoy acoge más de 1.000 refugiados. Y calificó de ineficiente al sistema de recepción italiano, el cual «desperdicia una montaña de dinero público» y que «no llevará a nada».

El sistema fue también criticado por Matteo Biffoni, de Prato, una ciudad italiana de 191.000 habitantes de los cuales 35.000 nacieron fuera de las fronteras italianas. Esa metrópoli actualmente acoge la comunidad china más numerosa de Europa después de París.

Particularmente críticos fueron los alcaldes españoles durante el encuentro titulado Europa: Los refugiados son nuestros hermanos y hermanas. Colau advirtió: «Europa se encuentra ante una encrucijada: O acogemos a las personas solicitantes de refugio, o acogemos el racismo y las nuevas formas de fascismo que amenazan la idea misma de Europa».

La edil barcelonesa culpó a los gobiernos que, «en su afán por blindarse han renunciado a la obligación de la asistencia», y han caído en una «fría insolidaridad y desprecio ante la vida, el sufrimiento y la muerte». Por su parte, Carmena pidió facilitar el empadronamiento de los inmigrantes para evitar que ellos caigan en una «muerte legal».

Voluntarias acompañan al colegio a niños refugiados en Chios (Grecia). Foto: AFP Photo/Louisa Gouliamaki

Otra propuesta que recogió la edil madrileña fue la creación de corredores humanitarios para los refugiados que cuenten con aval internacional, una iniciativa que ya ha sido puesta en práctica con éxito en Roma con el apoyo la Comunidad de Sant’Egidio, por parte católica, pero también por la iglesia (cristiana) valdense y la comunidad judía.

Esa y varias iniciativas surgidas en los dos días de debate fueron plasmadas en una declaración final firmada por los 80 alcaldes. El documento comprometió a los participantes en su adhesión a la red continental que pretende concebir ciudades acogedoras.

«La nueva red debe estar centrada en el encuentro humano y basada en una visión animada de la interculturalidad, con una participación activa de la sociedad civil, y de las tradiciones religiosas, donde debe primar el actuar en la defensa y promoción de la dignidad humana, de la libertad, de la justicia, de la integración y de la paz, más allá de los debates sobre las diferencias. Debe mirar el futuro común por construir más que la diversidad del pasado», indica el texto.

Se pide también una «amnistía» u «otra solución» para las víctimas de las formas modernas de esclavitud y de la trata de personas, en términos de trabajo forzado, prostitución y tráfico de órganos. La declaración fue más allá de la competencia de los alcaldes e instó a los gobiernos a afrontar los problemas persistentes de crisis económica, falta de gasto en salud y educación. E, incluso, pide «alivio a la deuda de Grecia».

Cartas del Papa a los alcaldes

Según pudo saber Alfa y Omega de fuentes vaticanas, este criticismo de los alcaldes propició una serie de reacciones de descontento que se abatieron sobre el encuentro provenientes de algunos gobiernos europeos de peso. Aunque la presencia del Papa no había sido confirmada oficialmente, los participantes confiaban en encontrarse con él.

Ante la desilusión de no pocos por su ausencia, Francisco decidió mandarle a cada uno de ellos una carta firmada agradeciendo la asistencia y apoyando la acción de la nueva red. Al respecto, Gustavo Vera, legislador argentino y uno de los promotores de la reunión, explicó: «No es un encuentro para una foto, sino que es el ladrillo fundador de una red de redes de alcaldes, religiones y sociedad civil para la ayuda humanitaria a los millones de desplazados que hoy llegan a Europa».