El kerygma de Sebastián Gayá - Alfa y Omega

El kerygma de Sebastián Gayá

Este martes fue presentado el libro El hombre de la ilusión (BAC), la biografía sobre Sebastián Gayá, iniciador de los Cursillos de Cristiandad, que ha escrito el periodista José Antonio Méndez

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

«Yo soy un periodista, y como periodista que soy lo mío es dar noticias –dijo Méndez, redactor jefe de la revista Misión y colaborador y exredactor de Alfa y Omega–. Y quiero daros una noticia: Jesús, el nazareno, que vivió hace 2.000 años, con grandes signos y milagros, que se proclamó hijo de Dios y por eso fue cosido en una cruz, a este Jesús, Dios lo resucitó de entre los muertos. Esto no es una forma de hablar, esto es cierto. Y hoy Jesús, el Dios todopoderoso en carne humana resucitó de entre los muertos, y podemos entablar relación con él en la Iglesia a través de la oración y los sacramentos. Pues bien, al anuncio de esta buena noticia dedicó toda su vida y todo su entusiasmo Sebastián Gayá. Porque para él Cristo no es una idea, sino una persona real a la que merece la pena consagrar cada minuto de nuestra vida».

Con este kerygma comenzó la presentación el autor del libro, quien destacó tres cualidades de Sebastián Gayá: su entusiasmo, su coherencia y su humildad. Entusiasmo porque «era capaz de arrastrar a la gente sin apabullar a nadie –dijo Méndez–. Entusiasmo porque estaba “lleno de Dios”, según la etimología de la palabra», una cualidad que le llevaba a unir la santidad y la evangelización. «Para Gayá, santidad y apostolado son indisolubles. Como él mismo decía: “Santificarme santificando; esta es la razón de mi paso por el mundo”».

Por otra parte, su coherencia: «Jamás ha sido fácil ser discípulos de Jesús el Crucificado –dijo el redactor jefe de la revista Misión–. Para Sebastián la fe en Dios no es un añadido cultural, y el antitestimonio de los cristianos aleja más gente de Dios que quienes atacan a la Iglesia. “La santidad por la vía de la normalidad”, decía Gayá, porque “hay almas que aunque no lo sepan están en busca de Dios”».

Con todo, el apostolado de Sebastián Gayá no era artificioso, sino que estaba basado en la humildad: «Sebastián Gayá no tuvo miedo de que le hicieran sombra, sino que al contrario, du dudaba en proyectar a sus colaboradores». Esta virtud se acentuó más cuando «la Iglesia en algún momento lo orilló, o incluso su propia familia de Cursillos. Él escribió: “Si dejo que el orgullo me exalte, impido que otros vean a Cristo, si en cambio yo disminuyo, Él puede crecer a los ojos de los demás, precisamente porque yo me abajo”».

En la presentación de El hombre de la ilusión estuvieron presentes numerosos cursillistas de toda España y tres obispos: Ángel Rubio, obispo emérito de Segovia y obispo consiliario de Cursillos de Cristiandad en España; Domingo Oropesa, obispo de la diócesis de Cienfuegos (Cuba); y el obispo de Tarrasa José Ángel Sáiz Meneses. Además también estuvieron Álvaro Martínez, presidente del Secretariado Nacional del Cursillos; Juan Antonio Montoya, presidente del Secretariado de Madrid; y el director de la BAC, don Carlos Granados.

El sacerdote Sebastián Gayá Riera (1913-2007) fue una figura decisiva para la renovación de la Iglesia en el siglo XX. Hijo de una familia de emigrantes mallorquines, vivió su infancia y juventud en medio de numerosas penalidades, y forjó su vocación sacerdotal en la España de la Segunda República. Tras la Guerra Civil y la implantación del nacional catolicismo, Gayá comprendió la urgencia de renovar la fe de los seglares, que estaba quedando encallada en una mera costumbre cultural. Con actitud carismática y humilde, lideró un grupo de laicos y sacerdotes, con los que creó uno de los primeros «nuevos movimientos» nacidos en la Iglesia: los Cursillos de Cristiandad, de los que nacerían otras realidades como la Renovación Carismática o el Camino Neocatecumental. En 2005 recibió de san Juan Pablo II el título de Prelado de Honor de Su Santidad por su contribución a la nueva evangelización. Su nombre figura como iniciador de los Cursillos de Cristiandad en los Estatutos del Organismo Mundial del MCC aprobados por la Santa Sede, junto al del obispo de Mallorca monseñor Juan Hervás y al del laico Eduardo Bonnín.

El libro se puede adquirir pinchando AQUÍ.

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo / BAC