«Queridos niños»: las cartas del nuevo obispo de Madrid - Alfa y Omega

«Queridos niños»: las cartas del nuevo obispo de Madrid

María Martínez López
Ilustración: Asun Silva

Estos días, quizá habéis visto en televisión cómo llegaba a Madrid monseñor Carlos Osoro, el nuevo obispo de esta archidiócesis. Si vivís aquí, seguramente también os hayan hablado de él en el colegio o la parroquia. Antes, don Carlos ha sido obispo de Orense, de Oviedo y de Valencia, y siempre se ha preocupado mucho por los niños y los jóvenes. De hecho, en Orense y Oviedo, cada mes escribía una carta a los niños.

En ellas, les hablaba de Jesús y siempre les animaba a leer un pequeño texto de la Biblia, les ofrecía una pequeña reflexión y les enseñaba a rezar. También les proponía actividades, como preparar un mural, o hablar con el párroco para investigar la historia de su parroquia. También pedía a los niños que le escribieran a él, y le contaran lo que habían hecho. «Las respuestas eran preciosas», nos contó el lunes a los periodistas.

Viendo las cartas de los niños, don Carlos también decidió crear, en la diócesis, un Movimiento Infantil Católico (MIC), con carnets, distintivos y todo. ¡Hasta un himno, que compuso él y que regaló a los niños grabado! Los niños del MIC se comprometían a leer la Palabra de Dios, adorar la Eucaristía, rezar un poco cada día, ir a Misa los domingos, ayudar a todos y también en la parroquia, e ir a una reunión semanal.

Luego, las cartas de don Carlos se juntaron en un libro, con ilustraciones de Jaime Quessada como las que veis en estas páginas. En Valencia, «no me ha dado tiempo a seguir escribiendo» a los niños, nos contó, y cree que en Madrid, que es mucho más grande, tampoco lo tendrá. Pero ha tenido otra idea: intentar «hacer un libro para que los padres lo cuenten a los niños». De momento, para que conozcáis un poco más al nuevo obispo de Madrid, os traemos aquí fragmentos de algunas de sus cartas a los niños.

Fragmentos de las cartas

«Hace muy pocos días, llegué a una parroquia. Era ya de noche, estaba todo muy a oscuras. A la entrada de la iglesia estaba un grupo de gente en el que había varios niños. Uno de ellos comenzó a hablarme. Se llamaba Juan:

– Señor obispo, ¿no tiene miedo de venir ahora a oscuras a la parroquia?

– Yo no, ¿lo tienes tú?

– Sí, tengo miedo a la oscuridad.

Aproveché aquella ocasión para decirle que los cristianos, los amigos de Jesús, siempre tenemos luz. Jesús mismo es la Luz. Es más, los discípulos y amigos de Jesús tenemos que dar luz cuando existe oscuridad. La oscuridad más grande no es la que nos viene con la noche, es la que llega cuando los hombres no se aman. Entonces sí que hay oscuridad».

* * *

«Cuando alguien te hace algo bueno, sabes dar las gracias. Piensa siempre que lo mejor de ti es la vida que Dios mismo te dio. ¿Cómo no reconocer a quien le debemos todo? ¿Te imaginas no hablando a tu mamá o a tu papá? Ellos son muy importantes para ti, pero lo es mucho más Dios. Por eso, no se puede vivir la vida sin establecer un diálogo sincero y abierto con Dios. Ese diálogo con Dios, que los cristianos llamamos oración, es necesario. ¿Hablas todos los días con el Señor?»

* * *

«La alegría es necesaria para la vida. Sin alegría, no se puede vivir. A ti no te gusta estar triste. Y cuando lo estás no te sientes a gusto. Los seres humanos buscan estar contentos. Pero ese contento, cuando lo buscamos y lo creamos desde nosotros mismos, se acaba pronto, dura un tiempo, y otra vez con ganas de encontrar alegría. María, nuestra Madre, descubrió que había una alegría que nunca acababa: aquella que venía de saber que Dios salva y da la salud verdadera, y que Dios, además, contaba con ella. Esto mismo sucede en ti».

* * *

«Alguna vez me has dicho que es difícil ser cristiano, porque es difícil amar siempre, perdonar siempre, ayudar siempre, estar al lado de quien lo necesita siempre, hablar con Dios siempre, escuchar a Dios siempre. Es difícil para nosotros. Si nos dejamos coger de la mano por Dios, como Jeremías, resulta todo fácil. Ya no puedes decir como el profeta Jeremías: Mira que no sé expresarme, ni tampoco: Soy muy joven. Porque sabes que el Señor te guiará, te dará su fuerza, te indicará el camino, te dará su luz».