«El fallecido no es un número más» - Alfa y Omega

«El fallecido no es un número más»

El domingo se celebró, por primera vez en España, una Misa coincidiendo con el Día mundial en recuerdo de las víctimas de accidentes de tráfico. Tuvo lugar en Madrid, presidida por monseñor Osoro, y acudieron a rezar por los fallecidos y los heridos cientos de fieles y los ministros de Interior y Justicia, entre otros. «Para la Iglesia, el fallecido no es un número más», afirma el director del Departamento de Pastoral de la Carretera de la CEE

Cristina Sánchez Aguilar
Un momento de la Eucaristía en la iglesia de San Jerónimo el Real

En la última década, en España han fallecido 41.665 personas, víctimas de accidentes, y 205.774 han sobrevivido, pero con graves consecuencias. Esto significa que hay 250.000 familias afectadas, de una manera u otra, para siempre, porque detrás de los números de muertos y heridos, hay padres, madres, hijos, hermanos…, que han perdido a un ser querido, o que conviven con una situación completamente nueva. «Para la Iglesia, el fallecido no es un número más. Nosotros acompañamos la tragedia que rodea al suceso», afirma José Aumente, director del Departamento de Pastoral de la Carretera de la Conferencia Episcopal Española.

Este acompañamiento se centra en la pastoral de acogida y de guía espiritual. Pero también tiene una parte importante de sensibilización. Cada mes de julio, la CEE organiza una jornada de responsabilidad vial, pero este año, por primera vez, se ha celebrado una Eucaristía en memoria de las víctimas, coincidiendo con el Día mundial en recuerdo de las víctimas de accidentes de tráfico, que se celebra desde 2005 el tercer domingo de cada mes de noviembre. «Cuando yo llegué a la Pastoral de la Carretera, en 2011, ya se celebraba este Día en Madrid, pero era un acto al aire libre en el Retiro, donde varias asociaciones se reunían y recordaban a los fallecidos. Cuando me invitaron por primera vez, propuse hacer una oración. Así estuvimos dos años», cuenta Aumente.

Hasta este mes de noviembre, cuando Mar Cogollos, víctima de accidente de tráfico, y el director del Departamento de Pastoral de la Carretera, pensaron en organizar juntos una Eucaristía a la que asistieran las asociaciones de víctimas y todos los que quisieran acercarse. Y así ha sido. El domingo, en la iglesia de San Jerónimo el Real, presidida por monseñor Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, cientos de fieles -entre ellos, los ministros de Justicia e Interior- se dieron cita para «rezar en la casa de Dios por las víctimas, los familiares y las personas con discapacidad que hemos quedado aquí», explica Mar. «Para los que somos creyentes, este acto ha sido muy importante. También para los que no lo son. Hemos pedido a Dios que vuelvan a Él aquellos que, quizá, a causa del accidente se alejaron, o no logran superar lo que les pasó», afirma Cogollos. Y recuerda que, desde las asociaciones, «buscamos llegar a la sociedad, trabajar para que haya menos accidentes y aliviar a las familias».

El trabajo que propone Mar necesita constancia, y fuerza. Y mucha procede del alivio espiritual que ofrece la Iglesia. Así lo recordó monseñor Osoro durante su homilía, insistiendo en la importancia del «Secretariado de la Carretera, porque los cristianos queremos estar presentes en ese mundo, saliendo siempre desde Jesucristo. Por eso, hoy celebramos esta Jornada con la Eucaristía, en presencia del Señor, con Él, porque queremos hacernos presentes en ese mundo, siempre fructificando, sin miedo, dando vida a los demás». El arzobispo de Madrid insistió en la responsabilidad que tenemos en la carretera, «para que no haya más muertes por este motivo. El respeto por la vida, la seguridad de todos los hombres, la buscamos también asumiendo y acogiendo en nuestra vida una manera de vivir, de ser, de estar, de realizar las cosas».