Comunión contra la exclusión de los enfermos mentales: nace el Proyecto Ranquines - Alfa y Omega

Comunión contra la exclusión de los enfermos mentales: nace el Proyecto Ranquines

Más de media docena de organizaciones eclesiales de Salamanca dan vida al Proyecto Ranquines, un recurso para enfermos mentales en situaciones vulnerables

Fran Otero
Los responsables de las entidades que lideran Ranquines posan tras firmar el convenio que da concreción legal, organizativa y económica al proyecto. Foto: Obispado de Salamanca

La Iglesia en Salamanca ha demostrado una vez más su compromiso con los más necesitados con el nacimiento del Proyecto Ranquines, destinado a personas con problemas de salud mental y exclusión social. Una iniciativa novedosa, pues ha sido capaz de aglutinar en ella a diversas instituciones eclesiales –aunque también quieren implicar a la Administración Pública y a asociaciones que persigan los mismos fines– entre congregaciones, parroquias o la propia diócesis, bajo la batuta de Cáritas Salamanca y los misioneros paúles.

Estas dos entidades llevan trabajando más de 18 meses en este proyecto, que se puso sobre el papel a finales del mes de diciembre y que quiere empezar sus actividades a principios de septiembre. Todo surgió en el marco de la celebración, el año pasado, de la asamblea diocesana y del Año de la Misericordia.

«Empezamos una búsqueda para ver lo que era más urgente y surgió este proyecto. Cáritas llevaba años documentando esta situación con las personas con problemas de salud mental y exclusión . De hecho, el problema primario de muchos de los que viven hoy en la calle o tienen problemas de drogas u otras adicciones es esta salud mental, que nadie atiende», explica el misionero paúl Francisco Berbegal a Alfa y Omega. El objetivo está claro: mejorar las condiciones de vida de las personas afectadas ofreciendo un espacio acogedor que sirva de soporte terapéutico y apoyo social, que permita su integración social y mejore su calidad de vida.

Según Cáritas, en todos sus proyectos hay personas que tienen problemas de salud mental que no están siendo atendidas adecuadamente, pues no hay recursos ad hoc. De hecho, según esta institución, «la situación de vulnerabilidad que supone la enfermedad mental, sumada a su situación de exclusión, impide a estas personas mínimas cotas de inclusión, que llevan una y otra vez a ingresos en unidades de psiquiatría, cuando no a prisión, y una y otra vez a los mismos recursos asistenciales». Con este análisis empezaron a trabajar. Además, querían que fuera algo que implicara a más instituciones de Iglesia. «No queremos ni podemos afrontarlo solos», añade Berbegal.

El proyecto prevé la creación de un centro de día que ofrezca apoyo psicosocial y atención primaria. «Se trata de favorecer la ocupación del tiempo de forma rehabilitadora, la creación de una red social, la participación cultural mediante el ofrecimiento de actividades, etcétera», explican desde la diócesis salmantina. La instalación se habilitará en el ala este de la casa de los misioneros paúles en Santa Marta de Tormes y tendrá una ocupación para 30 personas. Hoy mismo se adjudicarán las obras que empezarán este mes.

Además, se va a promover la creación de una red de pisos de inserción, pues «parece ser la opción más favorecedora de la inclusión social». Algunos serán compartidos y otros irán destinados a personas solas. Finalmente, Ranquines plantea la creación de una pequeña residencia, un lugar para vivir de forma temporal que ofrezca entrenamiento en las actividades cotidianas; acompañamiento en los procesos personales y ofrezca apoyo psicosocial a las personas que por su realidad no pueden vivir con la autonomía necesaria para gestionar un piso.

Trabajo en red

Para Berbegal, una de las novedades del proyecto es que la participación de las distintas entidades no se limita a poner la parte que le toca equitativamente, sino que cada uno pone lo que puede en función de sus capacidades: trabajadores, voluntarios, un solar, aportaciones económicas… «Hemos llegado a un acuerdo y esto es un signo muy interesante a nivel eclesial», añade.

Con el espacio físico en marcha, Ranquines se propone, mientras duren las obras, salir a la calle para conocer y poner cara a las personas que sufren estos problemas. Se trata de un trabajo previo que se realizará durante el verano. «Así romperemos el hielo y será más fácil llegar a ellos», concluye el misionero paúl.

El proyecto está abierto a las personas que deseen colaborar como voluntarios, para lo que deberán ponerse en contacto con Cáritas Salamanca o con los misioneros paúles. También se pueden ingresar donativos en la cuenta que estas entidades tienen habilitada en diocesisdesalamanca.com.