Chicos de Chad cuentan los problemas de los niños en África - Alfa y Omega

Chicos de Chad cuentan los problemas de los niños en África

Con la ayuda de Obras Misionales Pontificias de España y con vuestros donativos, los alumnos del instituto Sagrado Corazón de Yamena han rodado una película sobre los niños que huyen de la guerra o son abandonados

María Martínez López
Un momentos de la película de Infancia Misionera del instituto Sagrado Corazón. Foto: Instituto Sagrado Corazón

Chad es uno de los países más pobres del mundo. De cada cien bebés, nueve mueren durante su primer año de vida. Por culpa del hambre, uno de cada tres niños de hasta 5 años pesa menos de lo normal. Los chicos del grupo de Infancia Misionera del instituto Sagrado Corazón en Yamena, la capital, son muy conscientes de ello. Por eso, varias veces al año recaudan alimentos y dinero para niños de la calle o enfermos…

Los alumnos también saben que hay otros lugares donde chicos como ellos lo pasan incluso peor. Chad está rodeado de países que viven situaciones de violencia y ahora mismo acoge a más de medio millón de refugiados. Esto es mucho para un país de 13 millones de habitantes. Este medio millón de personas que huían de la guerra ha sido acogido con mucho cariño por la población. En Chad, seis de cada diez personas son musulmanas y tres son cristianas. Pero unos y otros comparten con los recién llegados lo poco que tienen.

En el instituto Sagrado Corazón enero es el mes dedicado a pensar en los chicos de otros países, porque es el mes de Infancia Misionera. Cada año, «organizamos una fiesta para recaudar dinero», nos dice Pierre. Este año, la campaña está centrada en el vecino Sudán del Sur. Otros años la han dedicado a la República Centroafricana, a la República Democrática del Congo y a Siria. Estas actividades «nos hacen darnos cuenta de que la cantidad de niños que necesitan protección crece, y hay pocos que se interesen por ellos».

Mabrouka y Sarive

Los responsables del grupo quisieron hacer algo para que los chicos reflexionaran sobre «los desafíos que viven otros niños de su alrededor». Y se les ocurrió una actividad un poco diferente: organizar, en el salón de actos del instituto, un juicio. En el banquillo de los acusados se iban a sentar los distintos países del mundo. Sus gobiernos –explica Pierre– no hacen lo suficiente para proteger a los niños que desaparecen en las guerras, a los que viven en la calle, a los que sufren abusos o no van al colegio ni reciben atención médica…

Una escena de la película de Infancia Misionera del instituto Sagrado Corazón. Foto: Instituto Sagrado Corazón

Durante este juicio, se contaban dos historias. La primera es la de Mabrouka, una chica de Darfur (una región de Sudán) que llega a Chad huyendo de la guerra en su país. La otra es la de Sarive, un niño pequeño. Su madre lo tuvo siendo ella misma casi una niña, y quiere encontrar al padre de Sarive, que los abandonó y se marchó a una aldea lejos de la ciudad. «En mi barrio ocurrió una historia muy parecida», cuenta Pierre. En Chad y en otros sitios de África, algunas chicas tienen hijos o son obligadas a casarse siendo todavía muy jóvenes. Es uno de los problemas más grandes de los niños allí, explica el profesor.

22 actores… y tu ayuda

El juicio simulado salió tan bien que «al director de Obras Misionales Pontificias (OMP) en el país le gustó mucho y nos preguntó si podríamos hacer una película» sobre la misma historia para ayudar a dar a conocer en otros lugares la situación que viven muchos niños en el mundo y que los gobiernos actúen.

Dicho y hecho. Durante un año entero, 22 chicos del instituto, de entre 12 y 18 años, estuvieron preparando y rodando la película. Además de la historia, hacía falta pagar el equipo técnico necesario, el vestuario, etcétera. El colegio puso un poco de dinero, «y los propios alumnos trajeron del suyo».

Vosotros también les habéis ayudado. ¿Sabéis cómo? Como lo que consiguieron no era suficiente, Pierre pidió ayuda a OMP. Y, desde sus oficinas centrales en Roma, se pidió a OMP España que dedicara a este proyecto parte de los donativos que habían hecho los niños españoles otros años.