Trabajo, pensiones, familia y sociedad - Alfa y Omega

En la empresa altamente competitiva de nuestros días, las trabajadoras con hijos o familiares a su cargo se encuentran en desventaja. El reto de la equidad entre trabajadoras y trabajadores se topa con la inercia en los hábitos de conducta en la empresa y en la sociedad. Las leyes, las reglas de juego, los hábitos, el modo de entender las relaciones en el seno de las organizaciones, todo, es herencia de un mundo productivo protagonizado por varones, herencia de otro tiempo y hoy inexistente. Por si fuera poco, la necesidad de hacer sostenible la Seguridad Social ha impuesto nuevas reglas de cálculo que hacen depender la cuantía de la pensión de jubilación de la cotización durante toda la vida laboral del trabajador. Este nuevo cómputo perjudicará sobre todo a mujeres que hayan acudido a excedencias por cuidado de hijos o que hayan renunciado a parte de su salario para atender a su familia. El importe de su pensión se verá seriamente mermado cuando se jubilen.

En este escenario, quienes más sufren son mujeres y familias. Con ello se resiente la sociedad misma, cuyo mantenimiento peligra, salvo que confundamos la organización social con una mera suma de individuos yuxtapuestos, cuyas relaciones, en el trabajo y en el hogar, estén presididas tal vez por el enfrentamiento y la desconfianza, un imposible.

El estudio «Mind the Gap: Para un sistema productivo de equidad entre mujeres y hombres», realizado en la Universidad CEU San Pablo, evidencia cómo, aunque en la sociedad española se percibe un compromiso generalizado con la igualdad, persisten problemas de fondo y profundas dificultades.

No basta con medidas encaminadas a conciliar trabajo y familia, también se trata de enriquecer la empresa, en todos los aspectos, con las aportaciones de mujeres y hombres, que a priori tengan en aquélla igual cabida y similar horizonte. La meta es que el ser humano disfrute de libertad de trabajo sin necesidad de violentar su personalidad ni renunciar a sus proyectos vitales. Por mucho que algunos sectores de la sociedad se empeñen, no es una cuestión ideológica, más bien lo es de sentido común, de respeto y de educación en todos los ámbitos de las relaciones entre personas.

Juan Pablo Maldonado Montoya / ABC