El despertar de los seglares - Alfa y Omega

El despertar de los seglares

La Delegación de Apostolado Seglar en la archidiócesis de Madrid surge por iniciativa directa de su cardenal arzobispo, don Antonio María Rouco Varela, para fomentar el apostolado seglar en la vida de la Iglesia diocesana y hacer realidad lo que dice el Concilio Vaticano II en el Decreto Ad gentes, sobre la actividad misionera de la Iglesia

Colaborador

«La Iglesia -dice el Concilio Vaticano II- no está verdaderamente formada, no vive plenamente, no es señal perfecta de Cristo entre los hombres, mientras no exista y trabaje con la jerarquía un laicado propiamente dicho. Porque el Evangelio no puede penetrar profundamente en las conciencias, en la vida y en el trabajo de un pueblo sin la presencia activa de los seglares. Por tanto, desde la fundación de la Iglesia hay que atender, sobre todo, a la constitución de un laicado maduro» (Ad gentes, 41).

También la Exhortación apostólica postsinodal, Christifideles laici, de san Juan Pablo II, nos recuerda que «la misión salvífica de la Iglesia en el mundo es llevada a cabo, no sólo por los ministros en virtud del sac ramento del Orden, sino también por todos los fieles laicos» (n. 21).

Misión de la Delegación de Apostolado Seglar ha sido impulsar y potenciar en nuestra Iglesia diocesana la corresponsabilidad y la comunión. Desde nuestra constitución, las actividades que hemos realizado han estado orientadas a impulsar el testimonio cristiano y la dimensión pública de la fe; a dar a conocer el magisterio de la Iglesia sobre el laicado, a despertar la conciencia diocesana de los movimientos y asociaciones, a potenciar la reflexión sobre las urgencias y necesidades de acción apostólica, a potenciar, coordinar y fomentar el apostolado seglar asociado y a consolidar la presencia de la Delegación en las Vicarías y órganos diocesanos.

Hemos venido trabajando desde el convencimiento de que, en el apostolado asociado, se refleja la comunión y la unidad de la Iglesia para la misión. Así hemos intentado impulsar y promover las diversas realidades asociativas, «tanto en sus modalidades más tradicionales como las más nuevas de los movimientos eclesiales» (Juan Pablo II, Carta apostólica Novo millennio ineunte, 46).

El apoyo al apostolado seglar asociado y al fortalecimiento de las diferentes asociaciones, como medios muy adecuados para llevar adelante la tarea de la nueva evangelización, por indicación e impulso del señor cardenal, ha sido una constante en todas nuestras planificaciones diocesanas. De manera especial, el interés y la promoción de la Acción Católica, como cauce natural organizativo del apostolado seglar diocesano, así como de los movimientos y las nuevas comunidades eclesiales en sus diferentes expresiones.

Los resultados de estos años de trabajo pastoral de la Delegación son modestos, pero esperanzadores, ya que se ha logrado que los movimientos, asociaciones y realidades eclesiales, que participan con más asiduidad en la vida diocesana, no sean unos desconocidos entre sí y se sientan, cada vez más, miembros vivos de nuestra Iglesia diocesana, en sintonía con la siguiente afirmación de nuestro cardenal: «La promoción de la misión propia de los laicos en la vida de la Iglesia, y por tanto en la vida de las comunidades parroquiales, ha de ser siempre una prioridad, para que la Iglesia pueda edificarse según la voluntad de Cristo, como una comunión orgánica de diversos dones y carismas, al servicio de la salvación de todos los hombres» (La parroquia, la escasez de sacerdotes y la participación de los laicos en la vida y en la misión de la Iglesia). En esta línea, la Delegación ha facilitado la amistad y la convivencia entre los movimientos; ha sido lugar de escucha, de tolerancia y de aceptación mutua, a pesar de las diferencias existentes en muchos de los responsables, de tal forma que constatamos un nuevo momento en la Iglesia de Madrid para el laicado. Es verdad que aún queda un largo camino para que los católicos que llenan los templos los domingos se sientan más implicados en la vocación y misión de la Iglesia, pero, en el momento presente, creo que hay un despertar de los seglares, que ya está dando frutos positivos. Damos gracias a Dios por ello.

La Delegación de Apostolado Seglar es, en primer lugar, instrumento del obispo diocesano, encargada de transmitir, difundir, concretar y llevar a la práctica las orientaciones que éste le encomienda en el campo del apostolado seglar, y esta perspectiva la hemos mantenido fielmente en los últimos años. Así, sumándonos a la misión evangelizadora de toda la Iglesia, plenamente insertados en la realidad diocesana, en un ambiente de unión entre todos nosotros y en sintonía con el pastor, hemos trabajado con nobleza en estos años. Al respecto quiero recordar, agradecido, el apoyo, la cercanía, la confianza y la atención que don Antonio María Rouco Varela ha tenido conmigo y con mi equipo. Su encomienda ha sido para mí un reconocimiento de mi condición laical y un verdadero regalo que se ha visto respaldado también por los obispos auxiliares, los Vicarios y los demás delegados. Su apoyo y su ayuda han hecho posible la labor realizada por esta Delegación, en cumplimiento del mandato de Jesús: Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura (Mc 16, 15).

Gracias, querido señor cardenal. Que Dios le bendiga en su nueva andadura. Le recordaremos siempre con afecto y gratitud.

Rafael Serrano
Secretario General de la Delegación diocesana de Apostolado Seglar y Secretario General de Manos Unidas