El «sueño irrealizable» de comer carne, pescado o huevo - Alfa y Omega

Hace solo un par de meses estos niños estaban terminando el último curso de la escuela primaria. Son hijos de trabajadores de las plantaciones de té en la zona de Srimongol (Moulovibazar), en Bangladés. Sus expectativas eran terminar la escuela primaria y ponerse a trabajar o a no hacer nada. Cuando les ofrecimos venir a nuestra escuela secundaria, recién terminada, las familias dijeron que no podían permitirse enviar a su hijo o hija a una escuela como la nuestra, con clases para solo 40, con campo de baloncesto y jardín, con agua corriente y electricidad. «Esto es para los ricos», decían, «y nosotros no tenemos con qué pagar todo eso». Nos hicieron falta un par de meses para convencerles de que esta era su escuela, que la habíamos hecho para ellos, que gente buena de otros países les ofrecían becas para estudiar aquí. No podían creerlo.

Ahora ya están con nosotros. Les vamos a ofrecer lo mejor que podamos. Llevan un uniforme y cuentan con libros gratuitos. Tendrán que contribuir con 1,20 euros al mes. Comen tres veces al día, y para el almuerzo habrá siempre un trozo de carne, de pescado o un huevo, algo que en sus casas es un sueño irrealizable.

Están felices. Sonríen a troche y moche. Contribuyen ayudando a las cocineras, limpiando la vajilla, barriendo las dependencias. Están metidos en un sueño en el que nunca hubieran imaginado poder estar. Conviven con otros chicos y chicas de tres religiones diferentes y doce grupos étnicos, en un ambiente multicultural y multirreligioso. Están aprendiendo a respetarse unos a otros, a no tener ideas preconcebidas acerca de los demás, a ser ellos mismos sin necesidad de destruir al otro, a no tener complejos ni de inferioridad ni de superioridad.

Pero de hecho, lo único que estamos haciendo es darles un poco de dignidad. Una dignidad que hasta ahora el mundo en el que han nacido les había estado negando pertinazmente.

Ojalá que todos los que han empezado el curso lo terminen –la tasa de abandono escolar entre los niños del té es del 75 %–. Ojalá que este sea el comienzo de una vida llena de promesas. Ojalá, Señor. Ayúdanos a que todo esto sea verdad.