Mensaje de la presidenta de CONFER a la Vida Consagrada - Alfa y Omega

Mensaje de la presidenta de CONFER a la Vida Consagrada

Como es tradicional cuando se celebra la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, la presidencia de CONFER envía un mensaje a todos los religiosos a los que agrupa. Mariña Ríos, presidenta desde hace menos de un año, escribe su primer saludo. A continuación reproducimos el texto completo

CONFER
Foto: CONFER

Queridas hermanas, queridos hermanos:

El lema escogido este año para la Jornada de la VC, sin duda nos evoca las invitaciones del Papa Francisco a toda la Iglesia y en concreto a la Vida Consagrada, que conectan hondamente con nuestra experiencia y vocación. Dos claves de nuestra vida que hemos renovado y profundizado con ocasión del Año de la Vida Consagrada y el Año de la Misericordia.

Ser testigos es inseparable de la llamada del Señor a seguirle y a anunciar, con Él y como Él, la Buena Noticia del Evangelio. Somos testigos de lo que hemos recibido, de lo que hemos experimentado como don en nuestra propia vida. Algo que no nos podemos guardar porque nos desborda; porque la experiencia de gracia, la gratuidad de Dios para con nosotros, nos empuja al agradecimiento, a la comunicación, a «dar gratis lo que gratis hemos recibido»; nos hace vivir la existencia como don y entregarla así a los demás.

Al contemplar las situaciones que vivimos, podemos sentir que no invitan a un testimonio de alegría y esperanza. Nos afecta el dolor de nuestro mundo, hecho triste realidad en tantas hermanas y hermanos nuestros que deambulan de un lugar a otro buscando una tierra que les acoja, la cercanía de personas con las que compartir su sufrimiento, un espacio donde rehacer sus maltrechas vidas, cercenadas por la guerra, el dolor o la exclusión.

Pero también es verdad que ahí, en medio del dolor y el sufrimiento, podemos reconocer a Dios que acompaña, que no es ajeno a nuestro mundo, que se hace próximo en los pobres y sencillos; a Dios que nos llama a seguir testimoniando ¡claro que sí! la alegría del Evangelio y la esperanza, que nos invita a ser bálsamo de misericordia y de acogida, de caricia y de humanidad.

En María Nuestra Señora, reconocemos de modo pleno a la Mujer testigo de alegría y esperanza. En el Magníficat proclama su alegría por la acción de Dios en ella, aparentemente una mujer pequeña e insignificante a los ojos del mundo y sin embargo cauce de la misericordia de Dios para con la humanidad. En su canto nos hace mirar la realidad como Dios la mira, y descubrir que allí donde se expresa lo más oscuro de la historia, fruto de la actuación de los poderosos, los ricos y soberbios, se hace presente la acción misericordiosa y fiel del Señor con los humildes, los hambrientos… los pequeños. Por eso, María expresa la confianza en Dios hacia el futuro, su auxilio por siempre.

Que celebrar la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, sea para todos nosotros experiencia de agradecimiento por el don del Señor a nuestra propia vida, a la Iglesia y a la humanidad; impulso para ser testigos de esta vocación, y ocasión de renovar nuestra entrega al Señor con todo lo que somos en el servicio a los demás.

Que con María seamos testigos de la alegría y esperanza que nacen en Dios, hagamos de nuestra existencia de cada día donación, y caminemos confiada-mente hacia el futuro. Que, como María, hagamos de nuestra vida un Magníficat.