Jesús Sánchez Adalid: «Santa Teresa nos da claves para entender el presente» - Alfa y Omega

Jesús Sánchez Adalid: «Santa Teresa nos da claves para entender el presente»

El sacerdote extremeño Jesús Sánchez Adalid es uno de los escritores de novela histórica más vendidos en nuestro país. Ahora presenta Y de repente, Teresa, la novela oficial del V Centenario Teresiano, y aborda uno de los episodios más desconocidos de la vida de la Santa: la investigación que la Inquisición emprendió contra la Mística Doctora

José Antonio Méndez
El autor, al presentar el libro en Ávila

De santa Teresa se ha escrito mucho, y ella misma escribió muchísimo. ¿Por qué leer una novela sobre una parte de su vida, en lugar de ir a sus propias obras?
El lector español tiene gran interés por la novela histórica, porque en España hemos tenido un gran déficit: nuestra Historia, que es tan compleja, rica e interesante, no ha pasado a nuestra literatura. Santa Teresa puede estar dentro de cualquier novela como personaje, por el enorme interés que tiene. Yo nunca me habría atrevido a escribir una novela en la que ella fuese la protagonista, porque para eso ya está su autobiografía, el Libro de la Vida (que es la primera autobiografía de la historia de la Literatura), y el resto de sus escritos. Yo aconsejo que, para conocerla bien, se acuda a sus libros. Pero es verdad que esta novela abre una ventana diferente: nos ayuda a comprenderla dentro de su tiempo, y a conocer la Inquisición liberándonos de tópicos, lugares comunes y mitos. Además, santa Teresa nos da claves para entender el presente, porque en ella (y en esta novela) aparece la naturaleza humana tal cual es.

Dice usted que lo que aquí cuenta se ha ocultado durante siglos…
Así fue durante mucho tiempo, aunque no por mala intención, sino porque de los santos sólo se podían escribir hagiografías en las que se obviara lo que desdorase al personaje. Esta novela es para lectores del siglo XXI, porque hoy estamos preparados para ponderar bien estos episodios.

¿Cómo llegó Teresa al escritorio de Sánchez Adalid? ¿Llegó de repente?
En 2012, el Vicario General de los carmelitas se puso en contacto conmigo para decirme que iba a ser el V centenario y que a la Precomisión organizadora le había parecido bien que se hiciese una biografía sobre ella. Yo siempre he sido muy devoto de santa Teresa y me he encomendado a ella muchas veces, así que una cosa que venía a pedirme ella a mí, no me podía negar. Desde el principio, decidí que no iba a ser una biografía, ni una biografía novelada, porque hay ya suficientes y las hay muy buenas. Indagué en su vida y encontré este episodio, desconocido e interesante para el público actual, y que aporta una visión distinta de la Santa. Ella fue una mujer insertada plenamente en la sociedad de su época y, por tanto, vivió los inconvenientes del siglo XVI, entre ellos la obsesión de la Inquisición, que anduvo tras sus pasos.

¿Cómo ha sido hincarle el diente, como sacerdote, a la Inquisición?
El lector debería entrar en esta novela como yo lo he hecho: libre de prejuicios. Hay que entrar despacio, y de repente encuentras sorpresas. El lector puede pensar que todo esto yo ya lo conocía, pero esta historia la he ido descubriendo a lo largo de una extensa investigación, que me ha liberado también de ideas preconcebidas.

¿Qué puede decirle una santa escritora del siglo XVI a un lector del descreído siglo XXI?
¡Mucho! Sus escritos son un tratado de espiritualidad para todo tiempo, porque ella es profundamente humana. En cada momento, dice lo que tiene que decir, no lo que quiere oír la gente. ¡Y eso es especialmente necesario hoy! Ella nos ayuda a pensar, a conocernos mejor —Las Moradas puede ser considerado un antecedente del psicoanálisis—, y a orar. Más que teología y filosofía, en Teresa hay verdad y espiritualidad. Y ése es el déficit del creyente de hoy. Además, aporta coraje e intrepidez. Su Sólo Dios basta, que los inquisidores confundieron con la sola fe luterana, muestra su confianza absoluta en la Providencia, sin caer en el dejamiento —que era otra herejía—, porque su fe la llevaba a una unidad entre oración y acción. Y eso es justo lo que tenemos que hacer hoy: acercarnos a Dios con la oración pero sin recluirnos en las iglesias, para así poder trabajar por mejorar el mundo con los talentos que Dios da a cada uno.

¿Y qué tiene que decirle una santa escritora del siglo XVI a un sacerdote escritor del siglo XXI?
Ella es triplemente mi Patrona: por serlo de los escritores, por serlo de los abogados (yo también lo soy, y ella es Patrona del Colegio oficial en el que estoy colegiado y en el que me he pasado años celebrando Misa en su festividad); y es mi Patrona personal. Cuando empecé a escribir mi primer libro, le dije: Ayúdame para que, si es de Dios, salga adelante; y si no, no importa, porque yo voy a seguir con mi ministerio sacerdotal. Curiosamente, ésta es mi novela número 15, que se publica en 2015, cuando se cumplen 500 años de su nacimiento en 1515. ¿Demasiadas coincidencias, no? (ríe)

¿Quién es Cristo para la Santa?
Ella quiso llamarse de Jesús. Nadie se lo impuso. No eligió de los ángeles, o de la Santísima Trinidad, que era lo propio de la época. Quiso conservar su nombre, pero recordando que no pertenecía a nadie salvo a Cristo, al Hijo de Dios, a quien ella llama por su propio Nombre evangélico: «Y le pondrás por nombre Jesús», que, en último término, significa Dios-con-nosotros. Para ella, Jesús lo es todo.

¿Y quién es Cristo para Jesús Sánchez Adalid?
Es un motivo fundamental y esencial en mi vida. Y al mismo tiempo, es una interpelación constante. No me podría plantear la vida al margen de la figura de Cristo, no me concibo sin Él.