Birdman. Historia de un perdedor vestido de triunfo - Alfa y Omega

Birdman. Historia de un perdedor vestido de triunfo

Con el horizonte cercano de los Oscar, van entregándose los premios que preceden al galardón más cotizado de Hollywood. La semana pasada se concedieron los Globos de Oro, y a Birdman, de González-Iñárritu, fueron a parar el de Mejor Guión y el de Mejor Actor de Comedia (Michael Keaton): una original película sobre el lado oscuro de la fama, y una lúcida indagación sobre el mundo de los actores de éxito

Juan Orellana
Escena de 'Birdman'

El director mexicano Alejandro González-Iñárritu nos tenía acostumbrados a dramas corales de trazo duro y aliento de autenticidad. Recordemos sus comienzos mejicanos de Amores perros, asfixiante en lo formal y descarnada en su exposición de la condición humana; o su primera incursión americana con 21 gramos, dolorosamente atrincherada en la herida humana, al igual que Babel, una de sus obras más valoradas. Biutiful fue su primera película escrita sin su colaborador habitual, Guillermo Arriaga, y probablemente la más abierta a la trascendencia, aunque un cierto sentido religioso nunca ha estado ausente de su filmografía. Todas sus películas, a pesar de su crudeza, terminaban con una puerta –a veces grande, a veces pequeña– abierta a la luz y a la esperanza. Y lo mismo ocurre con Birdman, escrita por Iñárritu junto a Nicolás Giacobone, Armando Bo y Alexander Dinelaris. Con esta cinta, cambia de género y prueba con la comedia negra. Y elige un tema que no es nada nuevo, para darle un tratamiento formal interesante y una perspectiva muy personal.

Riggan es un actor veterano divorciado (interpretado por un genial Michael Keaton), que se hizo famoso muchos años atrás por interpretar a un superhéroe, Birdman —nótese la ironía, ya que Keaton encarnó a Batman en la vida real—. Ahora es mayor, está en declive y quiere relanzar su carrera, y para ello trata de montar y protagonizar una obra en Broadway, concretamente, una adaptación de De qué hablamos cuando hablamos de amor, de Raymond Carver (1981). Le ayudan en la producción su hija Sam (Emma Stone), a la que une una relación paterno-filial muy deteriorada, y Lesley (Naomi Watts), su frívola amante. A pocos días del estreno, se queda sin el actor coprotagonista y tiene que contratar al enfant terrible Mike Shiner (Edward Norton). Los ensayos son un desastre y Riggan vive una crisis en la que, en vez de remontar, parece que su vida se va definitivamente al garete.

Cuando decimos que Iñárritu se decanta por la comedia, no significa que abandone la mirada dramática que siempre ha tenido sobre sus personajes, o que se vuelva frívolo y superficial. Riggan encarna una vida que se debate entre el deseo de plenitud y felicidad —representado por esa voz interior de Birdman que le persigue a todas partes—, y su incapacidad absoluta de conquistar ese anhelo. Los últimos planos, que recuerdan la deliberada ambigüedad del final de Biutiful, se pueden entender —si el espectador quiere— como un punto de fuga de esperanza y resurrección. De todas formas, el recorrido de la película es duro, en ocasiones sórdido, amargo y desabrido, en acciones y diálogos. No por venderse como comedia vayamos a pensar que es para todos los públicos. La película nos hace preguntarnos sobre en qué consiste el éxito y el fracaso en la vida y cuáles son las cosas que verdaderamente merece la pena cuidar.

Formalmente es impecable, rodada como un plano-secuencia de dos horas y con un impactante acompañamiento musical de batería, tocada diegéticamente. Unas interpretaciones excelentes y una fotografía eficaz propician un envoltorio sobresaliente a esta historia de un perdedor vestido de triunfo.

Birdman
Director:

Alejandro González Iñárritu

País:

Estados Unidos

Año:

2014

Género:

Comedia

Público:

+16 años

Cartel de 'Birdman'