No dejó de celebrar Misa ningún día... - Alfa y Omega

No dejó de celebrar Misa ningún día...

La Congregación para la Causa de los Santos de la Santa Sede ha dado el certificado de validez para continuar la Causa de don José Gómez Llor y 54 compañeros mártires abierta por la diócesis de Cartagena

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

El obispo de Cartagena comunicó la noticia recientemente, durante la homilía de la Misa de San Fulgencio. La Causa, cuya fase diocesana fue abierta el 20 de enero de 2007 y se clausuró en diciembre de 2012, se ahora en fase romana, a la espera de la elaboración de la Positio, el documento que estudiará más adelante la Comisión de Teólogos de la Congregación de las Causas de los Santos, para la aprobación definitiva de su martirio.

Se trata de 33 sacerdotes diocesanos, 1 jesuita, 4 seminaristas y 17 laicos, asesinados durante los días de la Guerra Civil. Don Antonio García, Delegado de las Causas de los Santos, de la diócesis de Cartagena, señala que los mártires «eran sacerdotes de parroquia, de pueblo, enamorados del Señor y de su Iglesia, que murieron cumpliendo con su deber en el culto y en la asistencia a los enfermos y necesitados, incluso alguno fundó alguna obra benéfica. Los seglares eran sencillos católicos practicantes, personas muy normales, entre los que había un repartidor de agua, un ferroviario, algún médico, tres hermanos que eran hortelanos, el director de La Verdad de Murcia… En resumen, nuestros mártires fueron católicos fieles al Señor y a la Iglesia, y murieron por su fe. Sencillamente, buenas personas que amaban a Dios, y murieron perdonando».

El mártir que encabeza la Causa, el sacerdote don José Gómez Llor, era beneficiado de la catedral y Maestro de ceremonias. Asistía diariamente al coro de la Catedral y celebraba la Santa Misa en San Bartolomé y atendía el confesonario. Su gran piedad sacerdotal le llevó a poner los medios para celebrar la Santa Misa hasta el mismo día de su muerte, pues, viviendo en El Verdolay (una zona en el monte donde se encuentran las pedanías murcianas de Santo Ángel y La Alberca), bajaba todos los días a Murcia, celebraba después en Santa Catalina del Monte y por último en su casa, donde fue apresado. Junto con don Francisco Ballester Úbeda, amigo y compañero de San Bartolomé, fue martirizado en El Puerto de la Cadena. Mientras les trasladaban, rezaron juntos el Rosario. Antes de morir se lo pondría al cuello, así lo encontraron, repitiendo la jaculatoria que dijo su madre al morir: «Madre mía llévame al cielo». Murió mártir el 12 de agosto de 1936 a los 59 años. No dejó de celebrar la Misa ningún día.